Las personas necesitan ayuda en el presente para canalizar su patrimonio en el futuro. Es allí donde la industria aseguradora funge como un protector invaluable de la sociedad con la implementación de mecanismos y soluciones que ayuden a los ciudadanos a construir un futuro sólido de la mano del mejor aliado: el seguro

Sobra decir que la digitalización del sector asegurador es trascendental en una nueva era marcada por la tecnología. Pero, más allá de eso, existe otro elemento que desempeñará un papel determinante en el desarrollo de la industria en los próximos años.

Con una esperanza de vida poblacional que avanza con firmeza hacia los 100 años, el sector tiene por delante uno de los retos más apasionantes a los que se puede enfrentar: asegurar el futuro.

Para profundizar sobre este tema, El Asegurador Latam conversó con Antonio Huertas, presidente y CEO de Mapfre, quien afirma que el seguro es el mejor aliado para acompañar a las personas a lo largo de su vida porque es sólido, confiable y resiliente.

“Los procesos de digitalización en la industria se mantendrán y se acelerarán debido a los cambios en las expectativas y necesidades de los clientes, pero es importante resaltar la trascendencia que tiene el seguro en el futuro de las personas, especialmente en una región tan maltratada como América Latina.”

El Asegurador Latam (EAL): A más de un año de la irrupción de la COVID-19, ¿los cambios y estrategias que ha implementado el sector asegurador latinoamericano han permitido rejuvenecer su propuesta de valor?

Antonio Huertas (AH): La pandemia ha supuesto una auténtica prueba de estrés para todas las empresas y negocios de todos los sectores a lo largo y ancho del planeta, y las aseguradoras lógicamente no hemos sido la excepción. Pero tengo que decir que en el sector hemos sobrellevado esta difícil situación de una forma que yo calificaría de sólida en términos generales.

El seguro es una actividad eminentemente social que permite a empresas y ciudadanos protegerse ante situaciones adversas imprevistas; y, en una situación tan adversa como la que nos ha tocado vivir, las aseguradoras hemos redoblado nuestros esfuerzos para estar al lado de los clientes y darles servicio en todo lo que necesiten. 

En el caso concreto de Mapfre, cuando estalló la pandemia tomamos tres decisiones estratégicas: proteger a las personas, proteger el negocio y ayudar a la sociedad. Y así lo hemos hecho, movilizando cerca de 250 millones de dólares. En concreto, por medio de Fundación Mapfre hemos impulsado un número muy amplio de acciones con el foco de nuestra atención en Latinoamérica, tristemente la región más afectada por la pandemia a escala global.

Las aseguradoras estamos actualizando nuestra oferta de valor constantemente, avanzando en la digitalización y en los nuevos modelos de negocio que posibilita la tecnología, y obviamente algunos de los cambios que ha provocado la pandemia en el contexto económico pueden acelerar este proceso de transformación.

EAL ¿Cuáles serían los costos o las consecuencias negativas que sufrirían las aseguradoras en caso de que no sean flexibles frente al nuevo y cambiante panorama de riesgos desatado por la COVID-19?

AH: Los aseguradores somos expertos en gestionar riesgos; y los riesgos, por su naturaleza, son cambiantes, por lo que la inflexibilidad no es una opción para nuestra industria. El intenso proceso de transformación que cada uno a su velocidad ha estado acometiendo no guarda relación con la pandemia. El virus lo ha acelerado, pero ya veníamos preparando nuestra capacidad de respuesta para adaptarla a la propia evolución de la sociedad hacia un mundo digital y conectado.

Claramente, en este y en todos los negocios, aquellas compañías que no sepan adaptarse a estos nuevos tiempos van a tener dificultades para sobrevivir.

Así que yo diría que el elemento más importante y diferenciador que ha puesto sobre la mesa la COVID-19 es la importancia de los valores de una empresa, los cuales se ponen a prueba en los momentos difíciles.

Las compañías tenemos una responsabilidad social más allá de nuestros legítimos intereses económicos. Nos debemos a quienes hacen posible que existamos: nuestros empleados, clientes, proveedores y las sociedades donde realizamos nuestra actividad. 

En este sentido, los ciudadanos recordarán qué empresas estuvieron a la altura durante estos últimos 18 meses y cuáles no. Y, de nuevo, en general el sector asegurador puede estar muy satisfecho con la labor realizada: las aseguradoras hemos destinado numerosos recursos para contribuir en la lucha contra la pandemia y paliar los graves efectos económicos y sociales que ésta ha generado. 

Somos un sector confiable pase lo que pase, y el seguro siempre estará ahí cumpliendo con todos sus compromisos. Esto es una garantía especialmente valorada cuando todo se desestabiliza. Además, también somos un soporte de otros sectores en la medida en que aseguramos sus bienes contra los riesgos y compensamos o atenuamos sus daños.