Pese a los avances obtenidos en la industria de seguros y reaseguros en Latinoamérica, aún hay mucho camino por recorrer en materia regulatoria para que el sector consolide su compromiso social 

Por: Daniel Valero Andrade

El sector asegurador y reasegurador en América Latina ha evolucionado considerablemente en los últimos años. No obstante, requiere de mayor flexibilidad regulatoria para desarrollarse al ritmo que amerita nuestra región.

Para tener una idea, actualmente existen jurisdicciones que aún no cuentan con leyes especializadas en materia de seguros y su regulación se encuentra en capítulos de sus Códigos de Comercio o Códigos Civiles.

Lorena Ávila (LA):Desde el punto de vista de regulación, hemos notado una tendencia en la región de implementar cambios normativos que afectan a los actores de la industria que, si bien entendemos, en algunos casos son completamente necesarios, no siempre van acompañados de las consultas a los especialistas del sector, lo que acarrea la imposibilidad de anticipar la viabilidad del cumplimiento de dichas normativas, en la práctica.

 Un proceso que involucre a los actores facilitaría su implementación. La falta de seguridad jurídica sigue siendo uno de los principales desafíos y preocupaciones que enfrenta el sector asegurador en nuestra región.

La tendencia comentada anteriormente, viene acompañada con frecuencia de sistemas de supervisión basados en la presentación de numerosos documentos regulados con escasa base técnica, haciendo que los reguladores instauren prácticas y requisitos que, de facto, los distancian del objetivo de establecer sistemas de supervisión más efectivos, que les permitan evaluar los verdaderos niveles de solvencia y responsabilidad profesional de las entidades que interactúan en sus mercados.

LA: Aunque no siempre es posible poder anticipar un desastre natural, el tener una cobertura apropiada mitigaría en cierta manera los daños causados, acelerando su reparación.

Lamentablemente, cuando presenciamos este tipo de eventos se ponen más en evidencia los déficits que presenta nuestra región en materia de penetración de seguros, lo que trae consigo un enorme desafío para el sector en la búsqueda e implementación de canales de distribución y productos más innovadores y accesibles.

Hemos visto, por ejemplo, cómo las recientes inundaciones en Brasil han puesto de manifiesto la posibilidad de riesgos emergentes en áreas que históricamente no tenían (en teoría) una exposición catastrófica relevante y, con ello, la necesidad de cierto tipo de cobertura.

Es durante esta clase de eventos que se hace más notoria la significativa brecha de asegurabilidad, entre las pérdidas económicas y las aseguradas y es precisamente este último aspecto el que demanda una atención mucho más proactiva por parte del sector.

Lee el artículo completo dando CLICK AQUÍ