Las anomalías climáticas son un tema trascendental en la industria aseguradora. Por ello, deben centrar esfuerzos en mecanismos de protección que disminuyan las pérdidas financieras de sus clientes

El fenómeno climático de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) causa anomalías regionales extremas como sequías, inundaciones, olas de calor y bajas temperaturas. Esto, sin duda, afecta la producción agrícola y genera pérdidas financieras debido a los daños ocasionados.

El Niño suele asociarse a condiciones más secas de lo normal en Australia, el sudeste asiático, el sur de África y el norte de Sudamérica. Sin embargo, algunas zonas del suroeste de Estados Unidos y del noroeste de México están expuestas a un mayor riesgo de inundaciones durante estos episodios.

Entre 2022 y 2023, la mayor parte del centro de Sudamérica, incluidas Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile y el sur de Brasil, sufrió una fuerte sequía con un periodo de retorno estimado de 20 años.

De acuerdo con Swiss Re Institute, ENOS repercute directamente no sólo en la producción agrícola sino también en el sector asegurador.

Los fenómenos de ENOS pueden provocar la pérdida simultánea de cosechas en varias de las principales zonas de producción agrícola del mundo. Explica Swiss Re Institute que pueden inducir pérdidas catastróficas sincrónicas, lo que amenaza la diversificación geográfica de la cartera de las aseguradoras.

Asimismo, sostiene que los siniestros registrados durante episodios de ENOS pueden ser graves y perturbar el negocio de los seguros Agrícolas. “El impacto financiero para las compañías de seguros y reaseguros puede ser inmediato, con una reducción de la liquidez en las reservas e indemnizaciones asociadas a potenciales pérdidas futuras. Además, tras una fuerte sacudida, la capacidad del seguro puede disminuir durante un tiempo en varias regiones, lo que aumenta la retención de riesgos para las partes interesadas”.

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