La COVID-19 representó una carga pesada para el sector asegurador latinoamericano, volcado a responder a la avalancha de reclamaciones mientras digitalizaba su operación contra reloj, contexto que demostró que el modelaje de riesgos es otra de las actividades de la industria que se deben reconfigurar, sobre todo si se pretende reducir la exposición a la que se puede ver sometido el índice de capitalización de las instituciones frente al inminente arribo de nuevas pandemias, que serán menos mortales pero más recurrentes
Las enfermedades virales han demostrado en innumerables ocasiones su capacidad para poner en jaque al planeta entero. La pandemia de COVID-19 no dejó dudas acerca del carácter destructivo de los padecimientos conocidos como zoonóticos, o sea, transmisibles y comunes en humanos y animales.
Hasta ahora, la industria aseguradora se ha sobrepuesto con firmeza a los retos producidos por el virus SARS-CoV-2, aunque es complejo pronosticar de qué forma aspectos como la suscripción se modificarán a largo plazo. Eso es indiscutible, pero Iván Botello Castillo se muestra combativo: “Lo vivido hasta ahora orilla al sector asegurador a ver el riesgo pandémico desde otra perspectiva”, dice el actual director general de la Oficina de Representación en México de General Reinsurance (Gen Re) en entrevista con El Asegurador Latam.
El funcionario de Gen Re advierte que el mundo se aproxima a una etapa en la que las pandemias serán acontecimientos más recurrentes, aunque menos mortales. Por consiguiente, precisa que los gobiernos, los sistemas de salud y la industria aseguradora deben prepararse para enfrentar brotes de enfermedades virales de alcance global que se repetirán probablemente cada 15 o 20 años.
Iván Botello Castillo (IBC): En Gen Re estamos tomando precauciones y consideraciones respecto a los efectos adversos ocasionados por la COVID-19, evento epidemiológico que enseñó, tanto a gestores de riesgos como a aseguradores, que en realidad sabíamos muy poco sobre los daños que pueden desencadenar las pandemias, visto que no teníamos adecuadamente determinada la afectación que un siniestro de este tipo podría generar.
Como industria, tenemos décadas trabajando en el modelaje de riesgos pandémicos. Sin embargo, la irrupción del virus SARS-CoV-2 demostró que la estimación de la pérdida asegurada a raíz de este tipo de eventos distó mucho de la realidad.
El desarrollo de dichos modelos en la industria aseguradora comenzó con las epidemias de SARS y MERS. En concreto, se especulaba que esta clase de enfermedades virales se podían mitigar con eficacia y que las posibilidades de que se expandieran a lo largo y ancho del orbe eran mínimas. Por ende, el nuevo coronavirus derrumbó toda proyección trazada, lo que demostró que la globalización es un fenómeno irreversible y que fungió como el principal factor que desató la alta tasa de contagio del virus SARS-CoV-2 en todos los continentes del planeta.
Lo vivido hasta ahora orilla al sector asegurador a ver el riesgo pandémico desde otra perspectiva, planteamiento en el que ineludiblemente debe evaluar con mayor cautela esta clase de brotes epidemiológicos, sin perder de vista que no debe subestimar los efectos negativos que podrían generar en su operación. Por añadidura, hay que aceptar que ningún gobierno del mundo estaba preparado para enfrentar un evento sanitario de este calibre.
Al echar un vistazo al futuro, habría que considerar que eventos como la pandemia de COVID-19 serán irremediablemente más frecuentes cada vez. Vale decir que no serán siniestros que se repitan anualmente. Sin embargo, será difícil que otra vez transcurra un siglo para que el mundo sea sacudido por un brote de esta magnitud, como ocurrió con la gripe española.
Nos aproximamos a una etapa en la que las pandemias serán acontecimientos más recurrentes, pero tal vez no tan letales, como sucedió con la COVID-19, contingencia que generó innumerables consecuencias sanitarias y alteró considerablemente la tasa de mortalidad de los países. Por consiguiente, los gobiernos, las plataformas sanitarias y la industria aseguradora deben prepararse para enfrentar brotes de enfermedades virales con un alcance global cada 15 o 20 años.
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